Antes de la pandemia, Juan José Calle, gerente general del Jockey Plaza, acostumbraba a levantarse a las 5:20 a.m. y algunos días empezaba su rutina con un partido de golf. Además, en el trabajo, era un hombre de reuniones de pasillo; y en sus tiempos libres, un amante de los viajes y las actividades al aire libre.
¿Sigue levantándose tan temprano?
Más o menos (ríe). Ahora hago ejercicio a las 6 a.m., tomo desayuno y me conecto con mi equipo a través de Zoom. La cantidad de reuniones virtuales me mantienen ocupado todo el día. Son épocas de mucho trabajo aunque parezca mentira.
¿Qué es lo más complicado?
Hay que controlar la situación con mucha seguridad y velocidad. Se toman decisiones difíciles e incomprendidas por el equipo, pero que conforme pasa el tiempo nos da la razón.
Se refiere a la reducción de personal...
Imagino que el objetivo principal para casi todas las empresas ha sido mantener la mayor cantidad de puestos de trabajo, pero también una organización sana que no entre en situaciones críticas.
¿Esta es la crisis más difícil que le ha tocado vivir?
A los que pintamos algunas canas nos ha tocado vivir crisis en el país, desde el gobierno militar, el primer gobierno de Alan García, luego el terrorismo y la crisis del 2008. Pero no hay negocio que no haya sido impactado por esta pandemia. Se pone a prueba al liderazgo así como a los equipos.
No solo hay que tener un equipo profesionalmente, calificado, sino emocionalmente compatible”.
Se viene un año difícil, ¿cómo mantener motivado al equipo?
La comunicación es fundamental. Las explicaciones sobre las decisiones tomadas deben generar también tranquilidad. No puedes sorprender al equipo, necesitas mantenerlo unido.
Dice que su filosofía es: “los errores son míos y los éxitos de mi equipo”, ¿a qué se refiere?
Trato de que mi equipo se sienta respaldado y no tema a ser sancionado. A mí me gusta delegar tareas, para que este se empodere y tome decisiones. No siempre salen las cosas como uno espera, pero así como se ha dado libertad, se debe asumir también la responsabilidad.
¿Se adaptó con facilidad a las videollamadas?
Sí, porque no solamente nos permiten hacer reuniones de trabajo, sino también para conversar sobre otros temas, mantener la cercanía en estos tiempos en que todo el mundo tiene estrés e inseguridad. A algunos les ha tocado vivir la enfermedad dentro de sus familias. Entonces siempre una voz amiga es algo que alienta y que ayuda a pasarla mejor.
Siendo un hombre muy acostumbrado a las actividades al exterior, ¿cómo lo impactó la cuarentena?
La pasé en la casa de playa. Fue una buena decisión porque al menos mirando el mar me siento más libre. De hecho, ahora mientras hablamos, lo estoy mirando. La naturaleza enriquece el alma.
¿Descubrió nuevos pasatiempos?
Junto a mi familia desarrollé el arte culinario, probé recetas que antes no había hecho y también hemos aprovechado para hacer reparaciones domésticas de gasfitería, carpintería y electricidad. Todas aquellas cosas que uno debe aprender y que ahora hemos tenido oportunidad.
Pasa más tiempo en familia...
Sí, nunca antes habíamos estado tanto tiempo todos juntos. Nos ha tocado compartir más. Sin duda en estos momentos de estrés y de convivencia, se prueba de qué madera estamos hechos. Y de esta situación voy a salir mucho más enamorado de mi mujer. Con ella hasta el fin del mundo (ríe).
¿De qué se ha dado cuenta en este tiempo?
Que tengo un hijo que además de futbolista resultó buen cocinero también. Y también que uno no necesita tanta ropa (ríe). Las cosas simples son las que valen: la libertad, el tiempo en familia o los amigos y los beneficios de la tecnología.