Dagiana Peves
Estudiar ingeniería industrial en el 2000 era sinónimo de compartir el aula con un 90% de hombres, cuenta Lisset Flores Santiváñez. Sin embargo, ese no supuso un problema para ella, pues desde pequeña su entorno fue masculino. “En mi barrio de Jauja siempre terminábamos jugando lo que quería la mayoría, y los chicos lo eran”, señala.
¿Qué la impulsó a elegir la carrera de ingeniería?
A los 16 años no tenía muy claro qué hacer en el futuro, pero sí estaba segura que debía elegir una carrera con demanda de trabajo. Entonces, hice un análisis de las más ‘rankeadas’ en el mercado.
¿Cómo lo hizo?
Recuerdo que compré algunos diarios, elaboré un cuadro estadístico y el resultado final fue ingeniería industrial.
¿Tenía otras opciones?
Sí, arquitectura o ingeniería civil. Pero para mi mamá tenía que ser médico sí o sí porque mis hermanos también lo son.
¿Cómo inició su vida laboral?
Para titularme me pedían horas de prácticas. Postulé a varias empresas y una de esas fue Scania. Ellos no diferenciaron si querían un colaborador hombre o mujer como ocurría hace 15 años para ciertos rubros.
¿Cómo fue el camino hasta el puesto actual?
Inicié en el área de repuestos. Entré para ser el asistente del jefe del área. Luego hice análisis de precios y me ayudó mucho la experiencia previa porque ya sabía qué era un disco de embrague, un freno, un turbo. Físicamente los conocía y sabía cuánto tenían que costar.
¿Cómo llega al taller?
Porque en repuestos cumplimos con bastantes objetivos. Estandarizamos procesos y la idea del gerente fue trasladar esa misma visión en el taller.
¿Cómo es la dinámica diaria?
Nos encargamos de todas las reparaciones y mantenimientos. También tengo a cargo el taller de siniestros, donde llegan los vehículos chocados. Cuando hay que tomar decisiones o diagnosticar algunas fallas, hago el análisis directamente.
¿Cuántas personas tiene a su cargo?
Hay 35 técnicos; tres supervisores, una mujer, y desde este mes tendremos una practicante de mecánica.
Son muchos y la mayoría hombres, ¿cómo es esa experiencia?
Cuando postulé tuve muchas dudas como cualquier persona, no por el hecho de ser mujer. Tengo el apoyo de ellos, trabajamos en equipo.
¿Cómo es su relación con los clientes?
Con ellos es otra cosa. Al principio venían con una queja y cuando me veían no sabían si reclamarme o hablarme con “cuidadito”. Me miraban y no sabían si era la jefa. Lo primero que pasa es que se sorprenden de que la jefa de taller sea mujer.
¿Cómo balancea el trabajo con su vida personal?
Tengo dos pequeños. Uno no tanto, tiene 15 años. El taller siempre es demandante y cuando entré lo sabía. Los clientes no tienen hora para llamar. Lo hacen fuera de hora, sábado, domingo, madrugada.
¿Tuvo temor de asumir el rol de madre con las responsabilidades laborales que asume?
En principio sí. No paré de trabajar. Pero tuve el apoyo de mi familia.
¿Cuáles considera que fueron sus herramientas para escalar profesionalmente?
Soy muy lógica, me gusta el análisis, en mi cabeza siempre están los números. Además, es el compromiso que tengo con el equipo. Si tenemos que quedarnos, nos quedamos.
El Dato
Logros. Lisset Flores es la única mujer en participar en el “Top Team”, concurso interno de la empresa Scania a nivel mundial, que consiste en resolver fallas en tiempos cortos. Ella logró alcanzar el sexto lugar en dicha competencia. Además, en 2017 participó de “Scania Queen of the Road”, encuentro que reúne a más de 35 líderes del rubro de ocho países para debatir e intercambiar ideas.
Hoja De Vida
Nombre: Lisset Flores Santiváñez.
Nacionalidad: Peruana, natal de la ciudad de Jauja.
Educación: Ingeniería industrial en Universidad Federico Villareal.
Cargo: Jefe de Servicios de Taller en la empresa Scania.