(Foto: Getty Images).
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Sin conciertos ni viajes para disfrutar de festivales de música, los melómanos han volcado su tiempo y dinero en un nuevo vicio: los vinilos. Aquellos discos atrapan a los coleccionistas exquisitos del sonido y valoran el arte de su tapa, pero también a jóvenes que llegaron a este hobby muchas veces por sus padres.