Redacción Gestión

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La entrevista de trabajo es una reunión de ventas, donde el producto que se oferta es el profesional. Por eso, el objetivo debe ser mostrarse como ideal para el puesto. Para logralo, el conocimiento de la empresa y del mercado es esencial.

"Lo que más impresiona es la preparación", afirma Sergio Borasino, especialista en recursos humanos y socio de . "El profesional debe saber cuánto vende la empresa, cuántos empleados tiene y qué problemas afronta".

Con esa información, el postulante deberá deducir lo que más le interesa al empleador y priorizar su información a lo largo de la entrevista. No obstante, no debe tratarse de manipular la agenda del entrevistador o quitarle la batuta de la conversación.

La preparación también es necesaria a la hora de abordar las expectativas salariales. Pues, al conocer cuál es la remuneración promedio del sector o las estructuras de pago de la compañía, el profesional tendrá una cantidad en mente que se ajuste a la oferta de trabajo. Y esta es otra oportunidad para presentarse como el candidato ideal.

Impresión equivocadaEn las entrevistas, los reclutadores también buscan recoger información sobre la personalidad del postulante y así evaluar su conveniencia dentro del actual equipo de trabajo. Por tanto, Borasino sugiere mantener una actitud calmada y transmitir ideas positivas.

"A veces, cuando se pregunta por la salida del anterior trabajo, el profesional dedica 20 minutos de una hora de entrevista a excusarse y renegar de su antiguo empleador. Al final, el entrevistador se puede quedar con una sensación negativa", explica.

Asimismo, es recomendable confirmar si quien entrevista está conforme con las respuestas. Pequeñas interrupciones como '¿he contestado a su pregunta?' o '¿desea que profundice sobre este tema?' suelen ser muy útiles para brindar la cantidad de información adecuada.