Marcos Martos
Marcos Martos

Los primeros ensayos de Marco Martos con la poesía empezaron en el colegio. Sus padres –profesores de carrera– lo criaron entre libros a pesar de no forzarlo a revisar nada en particular. “Podía agarrar cualquiera. Por ejemplo, de niño leí un libro de poesía china en castellano. Aún puedo recitar algunos versos”, cuenta.

Pero fue en la universidad, luego de conocer al profesor Washington Delgado, cuando decidió que la poesía sería su destino. Desde entonces, “es lo único que no me ha decepcionado”, señala. ¿Qué sí? “Francamente, los políticos que elegimos en el Perú en los últimos años”, sentencia el escritor de 76 años.

El reconocimiento

Tal vez el mayor reconocimiento que ha recibido hasta ahora Martos se dio este año, durante los Juegos Panamericanos. Su poema “El Perú” fue leído en 44 lenguas.

“Lo escrito ayuda a perennizar, pero la poesía es un género que se comunica con grupos reducidos pero numerosos en todos los territorios”, agrega al respecto.

“El ser humano necesita ser reconocido en todos los niveles. Puede que no seas el presidente de la República, pero sí el del club del barrio. Eso es suficiente”, comenta.

Además, “tuve un público virtual de millones de personas. Eso pasa una vez en la vida no más. Es como subir en la cresta de la ola y estar un segundo antes de caer”, sentencia.

Martos asegura que ha buscado estos logros: “No es que me haya caído del cielo. Hago todo lo posible por escribir bien, pero finalmente creo que es un don que antes no creía tener”, comenta.

El poeta de las redes sociales

Con cierta facilidad, Marco Martos es un poeta que logró migrar a las redes sociales. “Siempre hay detractores. Ahí alguien me dijo que lo que escribo no son poemas. Esas cosas se responden haciendo más poemas”, dice entre risas.

“Subo pequeñas historias con cuentos. Algunos tienen muchos ‘likes’, como le dicen, muchas aprobaciones”, sostiene el escritor que cuenta con tres cuentas en Facebook.

El también periodista que ve apenas 10 minutos de televisión al día y pasa 30 en Facebook o Instagram, admite los modos distintos de expresarse a través de estas plataformas.

“A veces, creemos que son novedad y son muy antiguos”, precisa.

Por ejemplo, “la eliminación de la expresión gráfica de los sonidos vocálicos lo hacían los fenicios. Representaban los sonidos consonánticos y eliminaban los vocálicos, tal como los jóvenes que mandan un mensaje y se dicen un ‘te quiero mucho’ con un ‘tkm’”.

Asimismo, los emoticones son para él dibujos similares a los que hacían los egipcios.

Nuevas oportunidades

En su carrera, Martos también ha sido testigo del surgimiento de talento joven. “Publicar un libro de poesía significa un gran esfuerzo, pero la mayor dificultad curiosamente es técnica”, les asegura.

Si tienen uno “que no va a llegar a las librerías, hagan 50 ejemplares y envíelos a la Biblioteca Nacional”, sugiere Martos minutos antes de recibir el grado de Doctor “Honoris Causa” por parte de la Universidad de Piura.

“Lo importante es no guardar, es como tener una botella y no arrojarla al mar”, concluye.

En Corto

Talento. Martos se anima a resaltar algunas nuevas voces de la literatura, como Ana María Hernández y Susan Lobato. Ambas escriben sextinas, “el género más difícil de la poesía”, comenta. “Creo que en 20 años, el 50% de escritores serán mujeres”, pronostica.


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