(Foto: Sotheby’s)
(Foto: Sotheby’s)

El multimillonario ruso Dmitry Rybolovlev andaba buscando obras maestras cuando un marchante suizo le mandó un email a su equipo para hablarle de una oportunidad de ver “una bomba de belleza y sensualidad”. El ruso voló a Viena por jet privado y lo llevaron a ver un lienzo que retrata a mujeres flotando sobre un mar dorado, “Serpientes de Agua II”, de Gustav Klimt.

Poco después de la exhibición de septiembre de 2012, el ruso acordó comprar la obra con un convenio que le valió al marchante suizo, Yves Bouvier, una comisión de 2%.

Pero según el equipo legal de Rybolovlev, la venta del Klimt implicaba más de lo que le dijeron en su momento al multimillonario, una revelación que ahora amenaza con meter a Sotheby’s, una de las casas de subastas más grandes del mundo, en el escándalo internacional más grande del mundo del arte.

En la exhibición estuvieron algunas personas, entre ellas un hombre al que, según dicen los asesores de Rybolovlev, no presentaron al ruso. Este dice que solo más tarde se enteró de quién era ese hombre: Samuel Valette, vicepresidente de ventas privadas mundiales de Sotheby’s.

Por lo visto, la exhibición en Viena fue la primera vez que se cruzaron los caminos de Valette y Rybolovlev. Pero el ejecutivo de Sotheby’s estuvo involucrado en otras ventas con el multimillonario ruso, según sugieren emails y documentos revisados por Bloomberg.

Valette escribió evaluaciones optimistas, que Bouvier reencaminó al equipo de Rybolovlev, sobre algunas de las mismas obras de arte que Bouvier compró en forma privada por Sotheby’s y le revendió al ruso a precios más altos.

A semanas de ver el Klimt, Rybolovlev acordó comprarle el cuadro a Bouvier por US$ 183 millones y pagó un depósito, según una factura de la transacción. Al mismo tiempo, Bouvier negociaba comprarles el cuadro a vendedores privados por Sotheby’s por US$112 millones, según emails y cartas revisadas por Bloomberg.

Compras
Ese y otros recargos de precios supuestamente no revelados están en el epicentro de una guerra legal global por la adquisición de más tres docenas de obras de Da Vinci, Picasso, Monet y otros artistas por Rybolovlev.

Este alega que Bouvier se presentó a sí mismo de manera fraudulenta como un agente que estaba negociando con los vendedores en su nombre por una comisión, cuando en realidad compraba las obras por su cuenta, se las revendía al ruso y obtenía una diferencia de US$ 1,000 millones.

El abogado de Bouvier, David Bitton, dijo que su cliente fue vendedor en varias de las transacciones y no el agente de Rybolovlev, y que no hizo nada malo. El ruso fue un cliente inteligente dispuesto a pagar mucho para armar una colección de primer nivel, dijo Bitton.

Ahora, los abogados de Rybolovlev sostienen en presentaciones hechas en Estados Unidos que Sotheby’s “ayudó e instigó” el supuesto fraude cometido por Bouvier.

Buscan que se divulguen más documentos producidos por Sotheby’s en el marco de procedimientos legales relacionados con el enfrentamiento entre Rybolovlev y Bouvier en Mónaco, Singapur y Francia. Esos documentos no se divulgaron. Un juez federal en Manhattan prohibió su publicación en otras jurisdicciones.

“Sotheby’s parece haber ayudado a Bouvier a engañar e inducir a nuestros clientes para que adquiriesen obras de arte a precios terriblemente inflados respecto a los que pagó Bouvier a Sotheby’s u otros vendedores para obtener las obras”, dijo por email Tetiana Bersheda, la abogada suiza de Rybolovlev.

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