El Premio Nobel de Economía fue atribuido ayer lunes a los estadounidenses Paul Milgrom y Robert Wilson, dos expertos en subastas “perfectas” cuyo trabajo innovador fue utilizado en particular para la asignación de frecuencias de telecomunicaciones.
La distinción les fue otorgada por “mejorar la teoría de las subastas e inventar nuevos formatos de estas”, en “beneficio de los vendedores, compradores y contribuyentes de todo el mundo”, dijo el jurado de la Academia Sueca de Ciencias.
Janina León Castillo, docente de Economía en PUCP
Las contribuciones de Milgrom y Wilson son múltiples, en sectores de la sociedad tan diversos como la electricidad, las telecomunicaciones, el medio ambiente, la salud, las finanzas (formales e informales), uso de dinero artificial, entre otros.
(Pero) Más allá de sus aplicaciones formales, el aporte de Milgrom y Wilson nos invita a reflexionar en el diseño de contratos y transacciones en mercados cada vez más alejados de la competencia perfecta.
Claudia Sícoli, directora de la carrera de Economía y Negocios Internacionales de UPC
En la era moderna, las subastas forman parte de actividades cotidianas entre empresas, gobiernos y consumidores, que buscan beneficiarse de estas. No solo se subastan bienes exóticos de actores famosos, personajes emblemáticos, obras de arte y joyas históricas, sino que este mecanismo de compraventa permite también el intercambio de energía, commodities, bienes y servicios online, servicios financieros, entre otros.
En ese sentido, la contribución de Paul R. Milgrom y Robert B. Wilson radica en haber analizado y mejorado la teoría de la subasta para que su diseño y su aplicación no se base en la intuición sino que tenga un enfoque científico riguroso.
Pablo Lavado, director de la Maestría en Economía de la Universidad del Pacífico
Wilson desarrolló la teoría para aquellos productos cuyo valor es incierto en un primer momento, pero, luego, es el mismo para todos. En base a esta teoría, demostró por qué se ofrecen precios más bajos en comparación a lo que probablemente vale el bien en cuestión.
Por su parte, Milgrom demostró que el vendedor de un bien puede alcanzar mejores ingresos cuando los ofertantes conocen mejor y aprenden de cómo los demás formulan sus ofertas durante la subasta. Sus teorías se han aplicado en distintos contextos. Interesante área para fortalecer, sobre todo en un contexto como el de nuestro país, en el que la burocracia, los excesivos tiempos y la corrupción ensombrecen las compras públicas.