FOTO YAEL ROJAS EL COMERCIO
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“Lima no es una ciudad completamente accesible para personas con discapacidad”, dice Ximena Ramírez, directora del Centro de Rehabilitación de Ciegos de Lima (Cercil).

No es un secreto. La capital presenta varios obstáculos al momento de transitar. Faltan vías de acceso, hay irregularidades en veredas y precariedad en el transporte.

Esta situación se vio reflejada durante el reto ‘Ponte en mi silla’ hecho por la parabadmintonista Pilar Jáuregui hacia el alcalde de Lima, Ello en el contexto de los, que van desde este 22 de agosto hasta el 1 de septiembre.

Los avances han sido así mínimos. Por ejemplo, durante los últimos años se decidió colocar pisos podotáctiles en algunas calles. Estos funcionan como señalización para advertir de un posible peligro en el camino a personas con discapacidad visual y, por tanto, guiarlos.

Sin embargo, de los 50 distritos de Lima, tan solo Miraflores, San Isidro y Surco cuentan con estos, estima la directora de Cercil.

Desarrollo interno

Para conocer el nivel de inclusión de la infraestructura limeña se considera dos factores: interno y externo, señala Sergio Malatesta, consultor en Binswanger.

El primero se refiere a los interiores de un edificio, para los cuales existe una normativa de accesibilidad modificada en el 2009.

Esta “ha logrado que actualmente cualquier edificio que se construya formalmente cuente con todas las características y dimensiones adecuadas”. Esto quiere decir que se incluya la construcción de rutas, superficies, puertas, rampas y barandas.

Sin embargo, según un reportaje reciente aparecido en Panorama, un estudio realizado por Erick Márquez Requena, representante del Colegio de Ingenieros del Perú, concluye que hay más de 60 barreras urbanas y arquitectónicas con las que diariamente luchan las personas con discapacidad.

Espacios públicos

En el ámbito externo, es decir, en espacios públicos como veredas, pistas, puentes peatonales o parques, la edificación se rige por el Reglamento Nacional de Edificaciones del 2006.

Esta señala que en las esquinas e intersecciones de las vías debiera haber rampas para discapacitados con acceso a las veredas.

Para el urbanista Aldo Facho Dede, esta situación no se cumple “ni en los distritos con más recursos por habitante. Solo en algunas avenidas y calles (de Miraflores), pero no de forma estricta al reglamento”.

Malatesta añade que “Lima es una ciudad difícil de transitar aún como peatón con todas sus capacidades”. Precisa que, dado a que las veredas son muy estrechas, tienen muchas barreras como desniveles y postes, también hay “pocas rampas en esquinas e incluso, si hay una, la obvian a la otra vereda”.

Esquema 8 a 80

Para contar con una ciudad inclusiva, Lima “debería estar diseñada siguiendo el principio de 8 a 80 años”, señala Malatesta.

Este consiste en diseñar todos los aspectos de la ciudad entorno a ser accesible tanto para un niño como para un adulto mayor.

De esta manera, se transitaría libremente sin complicaciones.

“Como sociedad debemos buscar este estándar. Lamentablemente, nuestra ciudad parece estar diseñada para jóvenes atletas entre 20 y 30 años”, cuestiona el ejecutivo.

Hay avances mínimos como la instalación de semáforos con audio y teléfonos públicos accesibles, aunque no en todos los distritos de Lima. Aún queda mucho por hacer.

En Corto

Infraestructura. La Villa Panamericana y Parapanamericana poseen pisos podotáctiles en las vías peatonales y ciclovía. La idea es brindar mejor acceso a los deportistas con discapacidad visual. Además, las torres de la Villa tienen señalética con sistema Braille en todos los pisos. Este se realizó el año pasado.


Los Datos

1. Panorama. Según el INEI, el 10% de peruanos, es decir, más de 3 millones de personas, presenta algún tipo de discapacidad.