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Una de las primeras menciones relativas al surf corresponde al siglo XVI, cuando el antropólogo José de Acosta se sorprendió de la habilidad de los indígenas peruanos para correr olas sobre caballitos de totora.

Desde sus orígenes, correr olas ha estado ligado a la naturaleza, resaltan representantes de algunas escuelas de surf.

Perfiles
Según especialistas, la demanda en las escuelas de surf se ha incrementado debido a la especialización del deporte y porque ahora los surfistas, desde los nueve años, son auspiciados por grandes marcas.

En cuestión de habilidad, 70% son principiantes, 20% poseen un nivel intermedio y 10% se dedican a la práctica profesional, indica Juan José Corzo, director de Corzo Surf School.

En tanto, Javier Amaya, vocero de Pukana Surf, señala que niños y jóvenes llevan el deporte con cada vez mayor profesionalismo, motivados por las figuras de los surfistas peruanos consolidadas.
Otro grupo importante lo comprenden los jóvenes adultos, que pueden pagar sus clases y desean relajarse o practicar un pasatiempo.

Eso sí, todas son personas “abiertas a nuevas experiencias y a las que les gusta estar en contacto con la naturaleza”, subraya Corzo.

Beneficios para la salud
La práctica del surf también implica una serie de beneficios físicos y mentales para la salud. Sandro Monzante, health coach del gimnasio M2, resalta que, por un lado, mejora la resistencia, coordinación y equilibrio.

Por su parte, Roberto Meza, director de la Escuela de Tabla Olas Perú, explica que remar contra las olas aumenta las capacidades cardiorrespiratorias. A causa de este esfuerzo también se trabajan los músculos del tren superior del cuerpo. Es decir, hombros, brazos y pecho.

De otro lado, este deporte fomenta la concentración y es un paliativo contra el estrés. Para Meza, la cercanía a las olas y el viento favorece la relajación.

Entrenamiento y dieta
Javier Amaya aconseja realizar ejercicios de calentamiento antes de correr olas, como el yoga.

Después de surfear, los estiramientos ayudan a relajar los músculos y evitar las lesiones.

Los días en los que no se surfea, se puede practicar ejercicios para mejorar el equilibrio y la flexibilidad y aquellos para aumentar ­ el volumen muscular. Meza re­comienda un entrenamiento ­complementario.

En tanto, Corzo aconseja una dieta balanceada con énfasis en frutas y pescados, además de jugos naturales. Antes de practicar, es favorable consumir alimentos ligeros como ensalada de atún, y luego complementarlos con insumos más consistentes.

Implementos
En lo que al costo del equipo para surfear se refiere, este puede bordear los US$ 1,000 dado a que incluye tabla, wetsuit, quillas, pita y track.

De estos, la tabla es lo que más cuesta (cerca de US$ 400).
Los implementos se cambian dependiendo del uso. Generalmente, la mayor parte de ellos se renueva entre uno y dos años. Los wetsuits suelen cambiarse cada año, debido al desgaste del material térmico.
En cambio, las tablas duran, al menos, dos años, excepto cuando se está en competencia. En dichas circunstancias, se emplean entre dos y cuatro al año, refiere Meza.

Lo aconsejable suele ser mandar a fabricar la propia tabla. Juan José Corzo recomienda que el aprendiz tome clases primero y que sea el instructor quien le indique las medidas de acuerdo a la talla, el peso y el nivel de experiencia.