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Por Daniel Rischmoller

Considerada junto a Londres, Nueva York y París una de las cuatro ciudades globales, Tokio conjuga en un solo lugar una bizarra mezcla entre modernidad y tradición. Las luces de neón, los trenes bala y superautopistas se combinan en una extraña simbiosis con templos budistas y jardines zen adornados con flores de loto: todo ello en una urbe de casi 13 millones de habitantes.

A simple vista, entender a Tokio puede parecer tarea difícil para un gaiji. La ciudad, subdividida en 23 barrios, 26 ciudades, un distrito subdividido en tres pueblos y una villa y cuatro subprefecturas subdivididas en dos pueblos y siete villas se asemeja más a un rompecabezas enmarcado por señales sin sentido que a una de las ciudades más seguras y, a su manera, ordenadas del mundo.

"El secreto para entender la intrincada distribución de la ciudad radica en explorar un enclave a la vez, a partir de sus necesidades", afirma Luis Arriola Ayala, escritor y editor general del portal Terra, quien residió durante más de cuatro años en la Tierra del Sol Naciente.

Es así que el viejo Tokio se encuentra en la zona norte de la ciudad, en los distritos de Ueno y Asakusa. Allí podrá visitar el templo Senso-ji y el parque Ueno, en el que se encuentran los principales puntos de interés de Tokio: la pagoda de Ueno, el santuario Tosho-gu y el Museo Nacional de Tokio.

Si viaja por negocios, probablemente pasará algún tiempo en el centro de Tokio donde se distingue el distrito de Ginza, corazón comercial de la capital. Rascacielos y edificios de un típico estilo inglés se entremezclan con la arquitectura tradicional nipona. Encontrará el Palacio Imperial, el teatro Kabuki-za, el santuario Kanda Myojin y el mercado de pescado Tsukji –donde podrá encontrar el mejor sushi del mundo– entre otros edificios de un gran valor histórico.

La parte occidental de Tokio, diametralmente opuesta al casco antiguo, está formada por los distritos de Harajuku, Minami-Aoyama, Shibuya y el mítico Roppongi, centro de las tendencias juveniles, vibrante en su vida nocturna y por añadidura uno de los lugares más exclusivos del mundo. Es precisamente en Roppongi donde las celebridades japonesas, desde mediados de la década pasada, han empezado a afincarse. Una suerte de Beverly Hills oriental donde el alquiler del apartamento más simple puede llegar a costar US$ 6.000.

Existen muchos lugares de interés en Tokio, sin embargo para muchos el bullicio extremo de una ciudad que viaja a mil por hora puede llegar a ser sobrecogedor. Por ello, si su consigna es escapar del ruido y las luces de neón, el mítico monte Fuji y el bosque de Aokigahara, a solo dos horas de la ciudad, son las mejores opciones para desconectarse y explorar aquel Tokio muchas veces olvidado, pero de gran importancia histórica y espiritual.

Y si de buscar alojamiento se trata, intentar alejarse de las opciones más occidentales y sumergirse en la tradición nipona puede llegar a ser un tanto incómodo. Los ryokan o alojamientos tradicionales se encuentran situados a las afueras de la ciudad por lo que el transporte puede ser un contratiempo. Recuerde que en Tokio podrá encontrar casi todas las cadenas hoteleras de mayor renombre.

El arte del tempuraLa capital japonesa alberga restaurantes de toda índole y nacionalidad, desde puestos callejeros hasta restaurantes de cinco tenedores. Si sus gustos son tradicionales, debe visitar el Mikawa Zezankyo donde el chef Tetsuya Saotome –considerado por los japoneses como una leyenda viviente de la gastronomía– lo introducirá en el arte del tempura. El precio aproximado por reservación es de US$ 200.

Paraíso hi-tecSi usted es amante de la tecnología, no debe dejar de visitar el barrio de Akihabara donde de seguro encontrará aquel gadget que ni en sus sueños más bizarros imaginó que existiera. Asimismo, este lugar alberga al centro comercial más grande del mundo. Se llama Yodobashi, y es un gigantesco complejo dedicado exclusivamente a la alta tecnología.