No cabe duda que la mayoría de adolescentes peruanos que tiene acceso a internet hace uso de las redes sociales. No obstante, estas pueden ser un arma de doble filo para los jóvenes.
La Fundación MAPFRE con la participación de cerca de 1,000 adolescentes y el apoyo del Instituto de Opinión Pública de la Universidad Católica, elaboró el estudio “Patrones de uso y abuso de las TIC entre adolescentes de Lima y Arequipa, Percepción de los riesgos”, para conocer las conductas peligrosas que asumen los adolescentes al usar internet.
El estudio evidenció que más del 50% de jóvenes tiene perfiles con datos falsos y que 1 de cada 3 adolescentes tiene más de una cuenta.
La multiplicidad de cuentas en Facebook es más común para los adolescentes de 13 a 14 años frente a los de 15 a 17 años, y para los de Arequipa frente a los de Lima. En Instagram, resalta que casi el 20% de mujeres tiene varias cuentas, así como el 25% del NSE A/B.
“Muchos adolescentes tienen perfiles para los distintos grupos que frecuentan, particularmente familia vs amigos”, señaló María Ines Miró Quesada, directora de ControlaTIC, programa de fundación MAPFRE.
Además, los jóvenes señalaron que el principal motivo para estar presentes en redes es para consumir contenido, no para crearlo. Las mujeres tienden a subir mucho más contenido que sus pares hombres. Asimismo, la creación de contenido aumenta en los niveles socio económicos más altos.
Adicción a las redes
Los adolescentes muestran señales vinculadas a un comportamiento adictivo tales como abstinencia (sienten ansiedad cuando no pueden conectarse), tolerancia (necesita cada vez estar más tiempo conectado), uso excesivo (no puede parar de conectarse aunque piensa que debería hacerlo), aplazamiento de necesidades vitales (dormir, comer), y pérdida de relaciones interpersonales (deja de lado actividades familiares y de la escuela por las redes).
Además de evaluar sus sensaciones y acciones respecto de internet, se pidió a los adolescentes evaluar los hábitos de sus compañeros. Así, 9 de cada 10 piensa que “los demás” dedican demasiado tiempo a internet.
“El 16% de adolescentes están en camino a desarrollar una conducta adictiva a redes sociales. Estamos hablando de chicos que llegan a tener síntomas físicos cuando no están conectados”, indica María Inés Miró Quesada.
Conductas peligrosas
Los adolescentes parecen ser conscientes del riesgo que puede representar internet. Sin embargo, eso no evita que realicen actividades asociadas a ese riesgo, tales como contactar desconocidos, hacer citas online, enviar fotos sugerentes, etc.
Cabe recordar que el grupo analizado es menor de edad, con lo que el peligro de estas conductas es mayor.
El 86% de adolescentes reconoce el potencial de riesgo de internet. Es bastante más frecuente que las mujeres le asignen un mayor riesgo a internet frente a la percepción de los hombres. Lo mismo ocurre con el NSE D/E frente a los demás NSE.
Las conductas de riesgo inician con la presencia de desconocidos en las redes en las que se comparte información personal a diario. Cerca de un 20% conoce personalmente a menos de la mitad de sus contactos, pero casi todos los adolescentes tienen un porcentaje de desconocidos en sus redes. Asimismo, solo el 28% indica que bloquea una solicitud de amistad de alguien que no conoce. El resto de adolescentes encuentra diferentes motivos para aceptarla.
Asimismo, 1 de cada 4 menores de edad recibe solicitudes para enviar fotos sensuales. Dado el dato anterior de los contactos desconocidos, resulta particularmente peligroso que el 5% envíe dichas fotos.
Los hombres reconocen esta práctica en mayor porcentaje que las mujeres, así como el grupo etario de 15 a 17 años lo hace con más frecuencia que el de 13 a 14 años.
A quienes recurren
Más aún, 1 de cada 4 menores de edad ha tenido que pedir ayuda porque el problema los afectó directamente; las mujeres con más frecuencia que los hombres, y en Arequipa con más frecuencia que en Lima.
Si bien un 13% afirma que acudiría a la policía en un caso hipotético, solo el 1% recurrió a la policía ante un problema real. Lo mismo ocurre con los padres y los docentes a quienes se recurre con mucha menor frecuencia ante un problema real.
A pesar de ser una situación delicada, que requeriría la intervención de un adulto, casi el 20% de adolescentes decidió resolverla solo.
¿Qué acciones pueden tomar los padres?
De acuerdo a María Inés Miró Quesada, los padres deben mantener siempre la línea de comunicación abierta con sus hijos para que ellos sientan que puedan recurrir a ellos frente a un escenario peligroso.
“Muchos dicen que no entienden nada de redes, esto no puede suceder. Si tus hijos tienen redes sociales deben entender cómo funciona y reconocer los riesgos que estas representan”, apunta la especialista.
Además, señaló que no se trata de prohibirles a los jóvenes el uso de las redes, sino que se debe enseñar a usarlas de forma controlada y segura, aprovechando todas las oportunidades que le ofrece la tecnología.
Miró Quesada sostuvo que las redes sociales se vuelven un problema cuando estas remplazan actividades presenciales; es ahí cuando la adicción representa un verdadero riesgo.