EFE .- El 62% de las fallas que se identifican en la infraestructura después de un desastre natural en Latinoamérica están vinculadas a problemas de diseño, declaró el experto de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS), Lucio Cáceres.

El especialista de infraestructura en América Latina y el Caribe de la UNOPS, remarcó que "el diseño es algo que cuesta el 3% del valor de una obra" por lo que consideró que ahorrar en él "es un mal negocio, porque después hay que gastar en la obra, modificar los proyectos o rehacerlos".

En Perú, el fenómeno climático de El Niño Costero azotó entre diciembre y marzo pasado varias regiones de la costa norte y central del país dejando más de 66,000 casas destruidas y 11,000 kilómetros de carreteras dañadas, además de 147 fallecidos y 286,000 damnificados.

La mayoría de las familias afectadas vivían en zonas aledañas a ríos o en las cuestas de montañas, y fueron las primeras damnificadas por las inundaciones y deslizamientos causados por lluvias torrenciales.

Al respecto, Cáceres explicó que "hay que tener mucho cuidado cuando se hacen los diseños de las obras para las reparaciones después de un fenómeno" natural, ya que en estos se tiene que buscar que "si se vuelve a repetir ese fenómeno, no vuelva a pasar lo mismo".

El especialista indicó que otro porcentaje importante de las fallas está relacionado con problemas de supervisión al momento de construir la infraestructura.

"La otra lección es que no hay posibilidad de hacer 100% una infraestructura resiliente (resistente). Hay que buscar un adecuado compromiso entre los recursos que se tienen y las prioridades de infraestructura resiliente, teniendo en cuenta el riesgo", agregó.

En América Latina, la inversión en infraestructura no llega al 3% del Producto Bruto Interno (PBI), lo que representa la mitad de lo que invierten otras regiones del mundo, como el sudeste asiático, indicó Cáceres.

Por ese motivo, la UNOPS ha desarrollado una metodología de evaluación de riesgos que tiene en cuenta la cantidad de personas involucradas, la magnitud de la obra y las características a considerar para decidir si una construcción tiene riesgo bajo, medio o alto.

De esa forma, "cuando vamos a situaciones de riesgo alto, tenemos más instancias de revisión, de tal forma que estemos muy seguros de que esa obra va a ser capaz de resistir los shocks y de que, en caso de sismo, resista las réplicas también", expresó el experto.

En el caso de Perú, los técnicos de las empresas aseguradoras han estimado una inversión de US$ 250 millones anuales para tener las infraestructuras aseguradas, indicó el experto.

Al referirse al temor que existe ante posibles casos de corrupción durante los procesos de reconstrucción en la región, Cáceres remarcó que "hay que tener un particular cuidado con el tema de cómo se administran los recursos".

"También en la emergencia, muchas veces el goteo, que va por el camino hacia la obra, termina llegando muy poco", remarcó.

Cáceres participó hoy como expositor en el taller internacional Agenda Perú Resiliente 2021, organizado por la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), con la asistencia de expertos de México, Ecuador, Colombia, Uruguay, Brasil, Estados Unidos, España, Reino Unido, Suiza y Holanda.