(Bloomberg) Mientras la primavera se extiende por el hemisferio norte, un aroma embriagante se hace más espeso en las afueras de las ciudades estadounidenses. El olor a auto nuevo.

Las ventas de automóviles se están desacelerando, las líneas de montaje todavía están en funcionamiento, y los autos y las camionetas se acumulan en las concesionarias. El vehículo promedio comprado en febrero había estado en el local 74 días, 40% más que una venta similar cinco años antes.

Esta es una situación de mal augurio para las empresas que fabrican automóviles, pero una cifra optimista para quienes los conducen. "Sinceramente, es un buen momento para comprar un auto", dijo Langley Steinert, máximo ejecutivo de CarGurus, mercado en línea que atrae 23 millones de visitantes únicos al mes.

En el fondo, los ejecutivos del sector automovilístico son fanáticos de los autos, y ese tipo de personas suelen ser optimistas cuando se trata de gastar dinero en máquinas.

Al igual que sus mejores clientes, son propensos a tomar decisiones que no siempre son totalmente racionales a la hora de invertir en algo como una furgoneta elegante o un sedán súper grande que corre como un auto de carrera.

También les desagrada dejar a la gente sin trabajo, sobre todo cuando eso podría provocar una andanada de tuits de la Casa Blanca. En suma, cuando el camino se vuelve accidentado, los fabricantes de automóviles son a menudo lentos para poner freno a la producción.

Alentadas por una fuerte temporada de vacaciones en las concesionarias, las fábricas siguieron produciendo vehículos a ritmo veloz a principios de este año justo cuando las ventas comenzaban a caer.

A fines de febrero, 4.1 millones de vehículos se encontraban aparcados en las concesionarias estadounidenses, un 7.9% más que el año anterior, según datos de Bloomberg. La industria necesitaba desesperadamente un poco de locura en marzo. Esta no apareció.

El mes pasado, las ventas de automóviles en Estados Unidos quedaron por debajo de las estimaciones con un ritmo anualizado de 16.6 millones de vehículos, una desaceleración inquietante para los trabajadores de la línea de montaje que produjeron el récord de 17.6 millones de vehículos que se vendieron el año pasado.

Para empeorar las cosas, los precios de los automóviles usados están cayendo en picada, conforme una ola de vehículos alquilados hace tres años vuelve al mercado. Entretanto, el número de automóviles que van a las chatarrerías ha disminuido, según un informe de Deutsche Bank.

"Esto nos ha llevado a preguntarnos si en Estados Unidos hay un gran exceso de oferta", escribieron los analistas.

En síntesis, las concesionarias acaban de perder una buena parte de su poder de determinar los precios. Los precios de los autos suelen subir 5% desde su punto más bajo alrededor de Navidad, alcanzando su pico a fines de mayo. Este año, sin embargo, eso no está sucediendo, según Steinert de CarGurus.

Los fabricantes y las concesionarias, mientras tanto, han recurrido a incentivos cada vez más generosos para atraer compradores.

Los descuentos en las concesionarias en marzo fueron 13% más altos que el año anterior, un extra de US$ 415 por vehículo, según la firma de investigación ALG.