El aviso más reciente lo lanzó el embajador de Rusia en Nicosia, Stanislav Osadchiy, quien dijo que Chipre y otros países europeos que han impuesto sanciones a su país se han “disparado en el pie”. (Foto: Difusión)
El aviso más reciente lo lanzó el embajador de Rusia en Nicosia, Stanislav Osadchiy, quien dijo que Chipre y otros países europeos que han impuesto sanciones a su país se han “disparado en el pie”. (Foto: Difusión)

La invasión rusa en logró que la se presente tan unida como pocas veces a la hora de sancionar al régimen de Moscú, pero para algunos países esta política de castigo tiene un precio más alto que para otros, como es el caso de Chipre, cuya economía tiene una gran dependencia de .

Desde su independencia en 1960, Chipre siempre ha considerado a Rusia como un país amigo y gran defensor de su causa política, sobre todo tras la invasión turca del norte de Chipre en 1974, una acción militar que, sin embargo, recuerda a la de Rusia con Ucrania: ambos justificaron sus invasiones con la supuesta defensa de las minorías étnicas.

Amenazas rusas

El que haya habido buenas relaciones no ha evitado que Rusia lance de tanto en tanto amenazas contra Chipre, abiertas o veladas.

El aviso más reciente lo lanzó el embajador de Rusia en Nicosia, Stanislav Osadchiy, quien dijo que Chipre y otros países europeos que han impuesto sanciones a su país se han “disparado en el pie” y aseguró que los turistas rusos no viajarán este verano a Chipre sino a Turquía.

“Rusia utiliza a Chipre para fomentar el conflicto de Turquía con la Unión Europea y Occidente en general. Ahora que Chipre se ha visto obligado a aliarse con Occidente, Rusia lo amenaza y Chipre está incómoda, sin saber cómo reaccionar”, asegura el historiador y periodista Makarios Drusiotis.

“Amistad” económica

Tras el colapso de la Unión Soviética en los años noventa, llegaron a Chipre muchos expatriados de las exrepúblicas soviéticas y, tras la entrada de Chipre en la y en el euro en el 2008, “el país se convirtió en una lavandería de capitales rusos”, explica.

“El dinero ruso inundó los bancos chipriotas y creó la burbuja inmobiliaria en el país. Esta fue la causa fundamental de la crisis financiera de Chipre en el 2013″, añade.

Tras el colapso económico del 2013, la clase dominante financiera buscó soluciones “alternativas” e inventó “la venta de pasaportes a cambio de la compra de inmuebles”, señala Drusiotis en alusión al programa de Ciudadanía por Inversión de Chipre, los conocidos “visados dorados”.

Este programa otorgó la ciudadanía chipriota a 6,779 millonarios extranjeros, de los que se estima que el 42% eran rusos.

En el 2020, el Gobierno chipriota se vio obligado a poner fin a estos visados después de que la cadena Al Jazeera descubriera un negocio de venta de pasaportes a inversores -algunos con antecedentes penales- que no cumplían los criterios necesarios para poder moverse libremente por la UE. Entre ellos había oligarcas rusos.

Impacto de las sanciones

Aunque la economía chipriota ha visto reducida la presencia rusa en los últimos años, corre el riesgo de verse gravemente afectada por el impacto de la guerra en Ucrania.

“El impacto primario se producirá en el mercado inmobiliario de lujo, ya muy afectado tras el fin del programa de pasaportes chipriotas”, indica la directora de la consultora Sapienta Economics, Fiona Mullen, quien publicó recientemente un boletín sobre el impacto de las sanciones rusas sobre Chipre.

En su análisis, Mullen detalla que los sectores del turismo e inmobiliario, el mercado de bienes de lujo, los ingresos derivados de operaciones bancarias y los servicios serán los que de alguna forma se verán más golpeados, a corto o largo plazo.

“Se espera que el impacto de la guerra en Ucrania hará caer 0,5 puntos porcentuales el crecimiento del PBI real de Chipre”, afirma Mullen y señala que los menos expuestos son los dos mayores bancos de Chipre, el Hellenic Bank y el Banco de Chipre.

Menos claro parecía en un principio el impacto en el Banco RCB de Chipre, que tiene activos de alrededor de 5,000 millones de euros y está directamente supervisado por el Mecanismo Único de Supervisión (MUS) de la UE”.

Hasta finales de febrero, RCB era propiedad en un 46.29% del banco ruso VTB. El 24 de febrero, el mismo día en que fue sancionado por el Reino Unido, RCB transfirió sus acciones a los otros dos accionistas: Empresas con sede en Chipre que son parcial o totalmente propiedad de fideicomisos, cuyos beneficiarios finales no son públicos.

El lunes, la agencia de calificación Standard & Poor’s Global Ratings (S&P) anunció que suspendía su calificación del RCB Bank en Chipre “debido a su relación con el banco ruso VTB Bank” y a “la transferencia de la propiedad a los accionistas chipriotas tras la invasión rusa”, en lo que parece un prefacio del cierre del banco.