El presidente Donald Trump escucha durante una reunión de gabinete en la Casa Blanca, el jueves 21 de junio de 2018, en Washington. (Foto: AP)
El presidente Donald Trump escucha durante una reunión de gabinete en la Casa Blanca, el jueves 21 de junio de 2018, en Washington. (Foto: AP)

POLÍTICA MIGRATORIA. Tras una ola de rechazo generalizado, el Gobierno de Donald Trump dio marcha atrás y frenó su política de separar a los niños que junto a sus padres intentan cruzar ilegalmente la frontera entre Estados Unidos y México.

Pese a negar inicialmente las deplorables condiciones en las que se retenía a los niños separados de sus progenitores, en diversas ciudades de Estados Unidos, el Gobierno de Trump tuvo que ceder a la presión tanto internacional como del propio Partido Republicano, y frenar tan censurable política.

Como excusa a la medida, Trump argumentó que la ley estadounidense lo obligaba a hacerlo y que esta iniciativa tiene más un carácter disuasivo, buscando desalentar a personas a cruzar de manera ilegal la frontera estadounidense.

Pero si bien todo país tiene absoluto y pleno derecho a resguardar sus fronteras, también tiene la obligación de hacerlo con respeto a los derechos humanos y los tratados vigentes. Y, claramente, la iniciativa de Trump no está alineada a ellos. Varios estados norteamericanos han entablado ahora sendas demandas contra el Gobierno federal por una medida que, sin duda, roza con lo inhumano.

Algunos señalan que el plan de “tolerancia cero” a la inmigración ilegal en Estados Unidos no sería más que una manera de Trump de presionar al Congreso norteamericano por una legislación sobre el tema, donde la construcción de un muro en la frontera parece ser una obsesión de la Casa Blanca.

Los legisladores debaten ahora dos proyectos sobre la inmigración, y salvo acuerdos de última hora, parece poco probable que se pueda lograr algún consenso en breve. No obstante, situaciones como la recientemente conocida deberían impulsar a que se adopte una solución que vele por la seguridad fronteriza de Estados Unidos, pero con pleno respeto a normas y valores universales. En la legislación que se adopte, el respeto a la dignidad de las personas y la salud de los niños, quienes no tienen la culpa de encontrarse en las situaciones legales que puedan afrontar sus padres, no debieran estar en juego.